7 consejos de la Biblia para tus finanzas personales

A lo largo de mis 15 años inmerso en el complejo mundo de las finanzas, he tenido la oportunidad de analizar innumerables estrategias y filosofías para la gestión del dinero. Sin embargo, con el paso del tiempo, he llegado a una profunda convicción: los principios más sólidos y transformadores para alcanzar una verdadera libertad financiera a menudo trascienden las teorías económicas modernas y se encuentran arraigados en enseñanzas ancestrales que han resistido la prueba del tiempo.

Hoy me gustaría explorar con ustedes una perspectiva que fusiona la sabiduría atemporal de la Biblia con los mejores consejos de finanzas en mis años como asesor.

Independientemente de tus creencias religiosas, considero que los principios subyacentes en muchos textos bíblicos ofrecen una guía sorprendentemente relevante y práctica para construir una vida financiera sólida y significativa. Acá no se trata de si sos o no creyente, sino de aprovechar consejos para el manejo del dinero que han mostrado que resisten el paso del tiempo.

Comencemos…

1. Invierte con sabiduría, multiplica tus recursos con trabajo

“Al siervo bueno y fiel, que ha sido confiable en lo poco, lo pondré a cargo de mucho más” (Mateo 25:21).

La parábola de los talentos nos enseña a ser responsables con lo que se nos confía y que nuestros talentos se multipliquen poniéndolos al servicio de la comunidad.

Los dos primeros siervos invierten diligentemente el dinero de su amo y cada uno duplica la cantidad recibida. Al regresar el amo, los elogia como siervos «buenos y fieles» y los recompensa poniéndolos a cargo de mucho más.

Sin embargo, el tercer siervo, por miedo a perder el único talento que recibió, simplemente lo escondió bajo tierra. Al regresar el amo, reprende duramente a este siervo por su negligencia y falta de iniciativa. Le quita el talento y se lo da al siervo que tenía diez, enfatizando el principio de que al que tiene se le dará más, y al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará. Finalmente, el siervo inútil es echado fuera.

Si bien la parábola tiene una interpretación espiritual más profunda sobre la administración de los dones y talentos, el principio subyacente de utilizar sabiamente los recursos que se nos han confiado y hacerlos crecer resuena con la importancia de la inversión a largo plazo. No se trata de avaricia, sino de ser responsables con los frutos de nuestro trabajo y asegurar nuestra estabilidad financiera futura.

Como agente de bolsa, soy un firme defensor del poder de la inversión constante y disciplinada a largo plazo. Invertir a largo plazo es estrategia fundamental para construir riqueza duradera. Guardar los dólares bajo el colchón, además de ser una pésima estrategia financiera, te deja sin posibilidades de multiplicarlos.

Incluso sin considerar la dimensión espiritual de la parábola, el principio de hacer que nuestro dinero trabaje para nosotros a través de la inversión es una práctica financiera inteligente y responsable.

Consejo práctico: Crea un presupuesto que destine al menos un 10-20% de tus ingresos a ahorros e inversiones. Pon tus servicios a disposición de la comunidad en la que vives como una forma de devolver con nuestro trabajo a la sociedad los talentos que hemos recibido.

2. Planifica con diligencia, pero mantén la humildad

“El corazón del hombre traza su camino, pero el Señor dirige sus pasos” (Proverbios 16:9).

La planificación es clave para el éxito financiero, pero debemos reconocer que no controlamos todo. Establecé metas claras, como un fondo de emergencia o ahorros para la jubilación, y prepárate para ajustar tu estrategia ante imprevistos, como caídas del mercado.

Hace años venimos enseñando que antes de hacer cualquier inversión tenés que tener un fondo de emergencia. Es un colchón equivalente a 3 a 6 meses de tus gastos mensuales que te sirve para hacer frente a imprevistos, como una pérdida en tu fuente de ingresos o que se te rompió la heladera.

Y ese consejo que damos siempre tiene su eco en la sabiduría bíblica sobre la previsión y la diligencia. Ya hace milenios en el libro de Proverbios 6:6-8, se nos presenta el ejemplo de la hormiga: «Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en la siega su mantenimiento.»

Desde mi experiencia, la falta de un fondo de emergencia es una de las vulnerabilidades financieras más comunes. Un gasto inesperado, como el arreglo de tu auto o una factura médica, puede desestabilizar incluso los presupuestos más ajustados y obligar a las personas a endeudarse nuevamente.

El principio de prepararse para el futuro y tener recursos disponibles para afrontar eventualidades es una práctica financiera sólida y sensata, independientemente de las creencias personales. La sabiduría de la hormiga trasciende la fe religiosa y nos enseña la importancia de la previsión.

Consejo práctico: Mantén un fondo de emergencia equivalente a 3-6 meses de gastos. Revisa tu portafolio de inversiones trimestralmente, pero evita reaccionar impulsivamente ante la volatilidad del mercado.

3. Diversifica para protegerte

“Reparte a siete, y aun a ocho, porque no sabes qué mal puede venir sobre la tierra” (Eclesiastés 11:2).

La diversificación es una estrategia milenaria para mitigar riesgos. No pongas todos tus recursos en un solo lugar, ya sea una acción, un sector o un tipo de activo. Esto te protege contra pérdidas significativas y promueve un crecimiento más estable.

Al distribuir tus inversiones, reduces el riesgo y proteges tu capital contra la volatilidad e incertidumbre.

Consejo práctico: Invierte en una mezcla de activos (acciones, bonos, índices, inmuebles) y distribuye tus inversiones entre diferentes industrias y regiones para reducir la exposición a riesgos específicos.

4. Evita la codicia y las decisiones impulsivas

“El que ama el dinero nunca tiene suficiente” (Eclesiastés 5:10).

La codicia puede llevarte a endeudarte por un estilo de vida insostenible o a perseguir inversiones especulativas, como criptomonedas de moda o acciones volátiles. La Biblia nos invita a buscar alegría y a tomar decisiones con prudencia.

La avaricia puede llevarnos a tomar decisiones arriesgadas e imprudentes, ya sea en nuestras compras diarias o en nuestros movimientos en el mercado. Este principio nos invita a buscar el equilibrio, priorizando objetivos financieros alineados con nuestros valores y evitando caer en el deseo de riquezas rápidas.

Consejo práctico: Antes de invertir, investiga a fondo y pregúntate: ¿Esta decisión se basa en una estrategia sólida o en el miedo a “quedarme fuera”? Si no entiendes el activo, aléjate.

5. Sé generoso y vive con propósito

“Den, y se les dará” (Lucas 6:38).

La generosidad no solo enriquece a otros, sino que te ayuda a mantener una perspectiva saludable sobre el dinero. Dar te recuerda que el dinero es una herramienta, no un fin, y puede reducir el estrés financiero, permitiéndote tomar decisiones más racionales.

La generosidad y un propósito claro detrás de nuestras finanzas pueden llevarnos a una vida más plena. Esto también se traduce en inversiones responsables, apoyando causas o empresas que estén alineadas con tus valores éticos y contribuyan al bienestar común.

Consejo práctico: Asigna un porcentaje de tus ingresos (por ejemplo, el 10%) a causas benéficas o a tu comunidad. Considera invertir en empresas alineadas con tus valores éticos para que tu dinero tenga un impacto positivo.

6. Trabaja con constancia y paciencia

“Los planes del diligente ciertamente tienden a la abundancia, pero todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza” (Proverbios 21:5).

Este versículo nos enseña el valor de la planificación y la paciencia. En finanzas personales, esto puede traducirse en la importancia de tener un presupuesto detallado, un plan de ahorro constante y una estrategia clara para invertir.

El éxito financiero requiere esfuerzo sostenido y paciencia. En la bolsa, las estrategias a largo plazo, como el interés compuesto, suelen superar los intentos de “hacerse rico rápido”. Sé constante en tus ahorros e inversiones, y evita los atajos riesgosos y las decisiones impulsivas.

Consejo práctico: Invierte regularmente, incluso pequeñas cantidades. Por ejemplo, USD 100 al mes en un fondo indexado puede crecer significativamente en 20-30 años gracias al poder del interés compuesto.

7. Busca consejo sabio

“Donde no hay consejo, el pueblo cae; mas en la abundancia de consejeros está la victoria” (Proverbios 11:14).

Nadie tiene todas las respuestas, ni siquiera los inversionistas más experimentados. Rodéate de personas sabias, ya sea un asesor financiero, libros de expertos o comunidades de aprendizaje, para tomar decisiones informadas.

Consejo práctico: Antes de realizar una inversión importante, consulta a tu asesor financiero. Únete a foros o grupos de educación financiera para mantenerte actualizado y aprender de otros. Lee libros de finanzas personales.

En un mundo que a menudo nos bombardea con mensajes de consumismo y comparación social, la enseñanza sobre la alegría y el enfoque en la disciplina financiera son herramientas poderosas para cultivar la paz mental y la satisfacción.

La verdadera libertad financiera no se trata de tenerlo todo, sino de tener suficiente y de estar en paz con lo que se tiene, utilizando los recursos de manera sabia y responsable. Este principio es fundamental para el bienestar emocional y psicológico, más allá de cualquier creencia religiosa.

Saludos,

Matías Daghero

Presidente de Closing Bell Advisors

Agente Asesor Global de Inversión CNV Matrícula 1.117

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