Nunca intentes predecir las crisis financieras

El miedo a una crisis financiera y el esperar que el mercado caiga para empezar a invertir puede ser uno de los errores más costosos para un inversor.

 

En los últimos años como inversor habrás escuchado a cientos de analistas financieros y economistas hablar de eventos que dispararían la siguiente crisis financiera.

Sin embargo, en sus análisis mencionaban que las crisis serían disparadas por ciertos eventos que, en caso de concretarse, harían caer fuertemente al mercado. Pero una vez consumados varios de estos no produjeron el efecto que gran cantidad de analistas estimaron.

El mercado con valuaciones irracionales, la crisis del Covid, la burbuja de las criptomonedas son sólo algunos de los posibles causantes de esta tan esperada crisis. Pudimos notar como pese a estos “escenarios negativos” las acciones siguieron su curso alcista en el mundo.

Muchos podrán sostener que esto se debe en gran medida a la política monetaria de los Bancos Centrales en el mundo que inundan de liquidez al mercado y que deben buscar retornos. Quienes se enlistan en este pensamiento, encuentran nuevas causas latentes en el futuro que podrían disparar una nueva crisis: la suba de tasas de la FED, un rebrote inflacionario en Estados Unidos, una guerra nuclear y la lista sigue.

La creatividad humana no tiene límites.

 

El miedo a perder que te impide ganar dinero

 

Como inversores es importante tener presente que siempre habrá analistas que sostengan que se viene una crisis y que eventualmente acertarán.

Ya pasó en 2.008, con el caso de analistas que predijeron esa crisis. Sin embargo, también previeron la misma para 2.004, 2.005, 2.006 y 2.007, haciendo que, a pesar de haber evitado la pérdida en el momento de la crisis, el retorno por el período completo sea menor al que habrían conseguido si hubieran permanecidos invertidos durante todos esos años.

En este sentido, un reciente estudio del departamento de acciones estadounidenses y estrategias cuantitativas del Bank of America Merril Lynch resulta revelador en materia de poner en perspectiva y con números sólidos cuál hubiera sido el impacto de encontrarse fuera del mercado esperando una crisis en los 24, 12 y 6 meses previos a que se produjera el punto máximo en la cotización de los activos (el pico de mercado).

Para ello se analizaron los últimos 80 años de historia, tal como puede observarse en la siguiente tabla:

Como podés ver en la tabla, es muy difícil “tomarle el tiempo” al mercado para poder salir del mismo antes de que se presente la crisis ya que gran parte de las subas del ciclo suelen presentarse en los meses previos a su pico.

Esto no significa que no se presenten burbujas en los mercados o que no se produzcan correcciones. Simplemente que es un error el creer que uno tiene la capacidad de predecir las mismas.

 

Tomar precauciones, pero seguir invirtiendo

 

Siendo conscientes de esta realidad, como inversores existen una serie de medidas que podemos tomar para no ser víctimas ni de las crisis financieras ni de la falta de ellas.

En primer término, un buen análisis respecto al valor intrínseco de los activos en los que invertimos puede ayudarnos a encontrar activos cuyos precios en el mercado no reflejen el valor real de los mismos. En esto, el análisis fundamental es una escuela de inversión ampliamente difundida que pregona principios para ser capaz de encontrar este tipo de inversiones.

A través del análisis fundamental, el inversor estudia los balances previos de la compañía, evalúa a su management y analiza el impacto del entorno económico futuro (entre otros) para determinar los beneficios esperados futuros de la compañía y el precio que debería tener la acción en el mercado en base a esto.

Si el precio es menor en el mercado que al que se arriba con este análisis (previendo aquí un “margen de seguridad” adicional, como lo llamaba Benjamin Graham, padre de esta escuela), se invierte en dicha empresa.

Por otra parte, existen instrumentos financieros que sirven para cubrirse (o “hedgearse”, como se dice en la jerga financiera) ante posibles caídas en los precios: las opciones de venta (Put).

Los puts actúan como un seguro: uno paga una prima y a cambio de esto tiene el derecho a vender sus activos a un determinado valor por un período de tiempo. Si bien utilizar esta estrategia reduce la rentabilidad final, permite estar cubierto frente a posibles crisis.

Es algo similar a tener un seguro de robo para los bienes del hogar. En caso de no sufrir un robo, usted pierde la prima del seguro que pagó. Pero en caso de sufrirlo, no habrá perdido todos sus bienes gracias a haber sido previsor y haber pagado la prima.

 

Toda inversión conlleva un riesgo

 

Por último, siempre se debe ser consciente de que las inversiones en acciones conllevan un riesgo y que es importante como inversores conocer nuestra aversión al mismo y tener un plan de entrada y salida. Una medida protectora clave es no invertir en instrumentos de alto riesgo (como las acciones) un porcentaje elevado de nuestro portafolio si nuestro perfil de inversión ya sea por aversión al riesgo o por horizonte de tiempo escaso para mantener la misma, no se condice con el activo que compramos.

Adicionalmente, el fijar un punto de salida en caso de que las inversiones no estén obteniendo un rendimiento como esperábamos (también conocidos como stop loss), puede ayudar a dejar las emociones de lado en momentos difíciles y evitar pérdidas mayores.

Como se observa, resulta importante como inversores que el temor por las crisis financieras no nos impida el poder invertir, sino simplemente tomar los recaudos necesarios para que cuando éstas se presenten no nos agarren desprotegidos.

Como suele decir el que es considerado por muchos como el mejor inversor de todos los tiempos, Warren Buffet: “Sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”.

 

Matías Daghero

 

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