Que el dinero no termine tu matrimonio
El dinero es el tema número uno por el que se pelean las parejas casadas, y es la segunda causa de divorcio, solamente por detrás de la infidelidad. Cuando hablamos de dinero en relaciones de cualquier tipo, es inevitable encontrar cierta frustración y tensión.
Por mucho que ames a tu cónyuge, intentar fusionar sus vidas (y «el dinero de él y el de ella») puede ser un viaje lleno de baches (¡pero hermoso!). Al fin y al cabo, ambos vienen de experiencias de vida diferentes y la forma en que percibieron e interiorizaron esas experiencias probablemente fue muy distinta. Por eso a veces tienen dos puntos de vista muy diferentes sobre el dinero.
Así que, teniendo todo esto en cuenta, pueden utilizar estos siete pasos que te comento en la nota completa para tender puentes, no para quemarlos.
1. Tengan una cuenta bancaria común
Algunas parejas piensan que la mejor manera de evitar discusiones por dinero es tener cuentas bancarias separadas. El sueldo de él va a una cuenta, el de ella a otra, y cada uno paga las facturas por separado. No pasa nada, ¿verdad? Pues no. Esto sienta las bases para grandes problemas con su dinero y su matrimonio.
Pero chicos, el matrimonio es una sociedad. Ya no es «el dinero de él y de ella». Cuando se casaron se dijo: «Dos se convierten en uno». Separar el dinero y dividir las cuentas es una mala idea que sólo conduce a más problemas de dinero y de relación en el futuro. No tengan cuentas separadas. Pongan todo su dinero junto y empiecen a verlo como un todo.
2. Hablen de su estilo de vida
Supongamos que vos te conformás con comprar ropa común cuando tenés que renovar tu vestuario, pero a tu cónyuge le encanta comprar artículos de marca a precio completo sin buscar descuentos. Si tenés unos ingresos que no te permiten comprar cosas caras, eso va a ser un problema.
El matrimonio es una cuestión de compromiso. Si uno de los dos tiene gustos más caros, considera la posibilidad de comprar en un outlet para hacerte con esas marcas a precios más bajos.
Porque en resumidas cuentas: Tu estilo de vida debe ajustarse a tus ingresos reales, no a lo que te gustaría que fuera. Puede que quieras vivir como en un post de Instagram, pero no caigas en esa trampa. Especialmente cuando no hay suficientes ceros en tu cuenta bancaria.
3. Reconoce tus diferencias de personalidad
La mentalidad monetaria de cada uno es diferente, y los polos opuestos tienden a atraerse. Lo más probable es que a uno de los dos le encante trabajar con números (el más contable de la pareja) y el otro prefiera no estar atado a lo que muestran los números (el espíritu libre). Puede que uno de los dos sea el ahorrador y el otro se incline más por el gasto.
Aunque las diferencias de personalidad causan algunos problemas matrimoniales, no son la verdadera raíz de sus problemas económicos y matrimoniales. El problema surge cuando uno de los dos no escucha la opinión del otro, o cuando uno de los dos se niega por completo a ocuparse de las finanzas.
Escuchen expertos en finanzas. No se guarden los detalles del dinero para ustedes solos. Y dejen de utilizar “sus conocimientos” para dar órdenes a su cónyuge de espíritu libre.
Si eres el cónyuge más despreocupado, no te limites a asentir con la cabeza y decir: “Eso está muy bien, cariño”. Tienes voto en las reuniones presupuestarias. Da tu opinión, critica y anima.
Noticia de última hora: los dos están en el mismo equipo, ¡así que trabajen juntos en el presupuesto! Utilicen sus diferencias de personalidad para convertirse en un equipo más fuerte y unido.
4. No dejen que las diferencias salariales se interpongan entre ustedes
En la mayoría de las parejas, es probable que uno de los dos gane más dinero que el otro. Rara vez ganarán los dos exactamente lo mismo. Pero tanto si se trata de $10.000 como de $5.000.000 más por mes, puede surgir el mismo problema.
En lugar de ver el vaso medio lleno como “nuestro dinero”, vos podés pensar que tenés influencia sobre tu cónyuge, todo gracias a unos pocos dígitos extra en tu recibo de sueldo. A veces, el cónyuge que aporta más dinero puede sentirse con derecho a tener más voz y voto. Ni se te ocurra. Eso es sólo atraer más problemas en la relación.
No es tuyo ni mío, es nuestro. No hay razón para poner un ingreso más alto sobre la cabeza del otro. Estamos en el mismo equipo. Actúen de esa manera.
En el otro extremo del espectro, el que gana menos o el que se queda en casa con los niños puede sentir que no debería tener tanto que decir. He oído a muchas madres que se quedan en casa decirme que se sienten culpables por intervenir en el presupuesto o incluso por gastar dinero en algo más que lo estrictamente necesario. Pero recuerda que estás en el mismo equipo. Tienen el mismo derecho a opinar sobre su dinero y su matrimonio. Y no me hagas hablar del valor que aportan los padres que se quedan en casa: ¡ya estás ahorrando dinero a tu familia de muchas maneras!
5. No le ocultes compras a tu cónyuge
Ser infiel a tu cónyuge no siempre implica una aventura. A veces es cuando se es infiel a un objetivo financiero compartido abriendo una cuenta bancaria aparte o guardando dinero en efectivo. Eso es engaño. Lo mismo ocurre si tenés una tarjeta de crédito de la que tu cónyuge no sabe nada.
Es crucial ser abierto y honesto sobre cualquier cuenta corriente o de ahorro adicional o tarjeta de crédito secreta que tengas. Es hora de decir la verdad y aclarar las cosas. Después, trabajen para restablecer la confianza financiera. Vuelve a comprometerte con tus objetivos financieros comunes y recuerda por qué lo haces. Están juntos en esto.
6. Establezcan juntos las expectativas
Cuando se trata de dinero y relaciones, las expectativas no cumplidas pueden causar muchos conflictos. La forma más rápida de sentirse insatisfecho e insatisfecha con tu cónyuge es cuando vos esperás que las cosas vayan de una determinada manera, sólo para descubrir que la realidad es un poco diferente.
Si siempre has pensado que tenés que comprar una casa inmediatamente después de casarte, puede que te sientas defraudado cuando festejen su primer aniversario en el departamento que están alquilando. No dejes que tus expectativas poco realistas te abran el camino a problemas económicos y matrimoniales.
No hay ninguna norma que diga que las parejas casadas tienen que comprarse una casa, formar una familia o irse de viaje a París durante su primer año de matrimonio. Si esas cosas no son factibles para ti en este momento, deja de preocuparte. Pon tu dinero en orden ahora para que más adelante puedas hacer realidad tus sueños.
7. No dejes que los niños dirijan la fiesta
Tus hijos te ruegan que les compres el último videojuego. Pensás en lo bien que se han portado últimamente y piensas, ¿por qué no? Pero tu pareja se enoja porque no está en el presupuesto. Hola, inminente discusión sobre dinero.
Ya sea comprándoles juguetes, dándoles una paga o simplemente pagándoles la ropa deportiva, los niños tienen una forma de hacer que las parejas vean el dinero de forma diferente.
Tienen que reunirse, hablar de ello y elaborar un plan. Decidan juntos cómo presupuestar las cosas que necesitan sus hijos.
Pero… ¿qué hay de sus molestos deseos? Discutan la posibilidad de establecer tareas y una comisión (o asignación) por el trabajo que hagan. Esto puede ayudarles a establecer una gran ética de trabajo, al tiempo que les enseña lo importante que es esperar para conseguir las cosas que uno quiere en la vida.
El dinero y el matrimonio deben ir de la mano
Es hora de dejar de cometer estos errores y encontrar un terreno común. Porque, escuchá, cultivar un matrimonio sólido requiere tiempo e intencionalidad. Puede ser un proceso incómodo o incluso frustrante, pero puedes aprender a hablar de tus finanzas de una forma más productiva.
Y recordá, te casaste con esta persona por una razón. Lo creas o no, necesitas sus habilidades, su perspicacia y su perspectiva, sobre todo las que tú no tienes. Ese espíritu libre o calculador puede aportar valiosas ideas y conocimientos. Es tu compañero de equipo y es hora de que empieces a tratarlo como tal.
Matías Daghero
Presidente de Closing Bell Advisors
Agente Asesor Global de Inversión CNV Matrícula 1.117
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