En inversiones, ¿mejor solo o acompañado?

En una era en la que toda la información está en Internet, es tentador pensar que no necesitamos la ayuda de otra persona. Es algo que a menudo les pasa a los médicos: sus pacientes llegan a la cita médica habiendo googleado el resultado de sus análisis y en función a eso se formaron una opinión de la gravedad de su situación.

Lo mismo piensan muchos profesionales, emprendedores, deportistas. Googlean lo que quieren saber y listo.

Entonces, ¿tiene sentido buscar la ayuda de otra persona para hacer algo que quiero aprender? ¿Y en las inversiones?

 

La trampa del “yo lo puedo hacer mejor”

Nunca en la historia de la humanidad ha existido tanta información para aprender sobre el tema que quieras. Abundan videos y artículos en Internet que te dan la sensación de que podés aprender lo que quieras por vos mismo.

¿Por qué buscar a alguien y pagarle para que te ayude?

Bueno, por algo muy simple. Obtener mejores resultados y más rápido. Porque no se trata de escuchar o leer a 30 personas que hablen de un tema. No, se trata de encontrar a la persona que sepa justo lo que necesito y me dé la mejor solución para mi caso particular.

Por eso vas a tener mejores resultados con un profesor de inglés que sólo viendo videos que dan lecciones del idioma. O con un personal trainer que leyendo artículos sobre cómo ejercitarte mejor.

Pero… ¿con las inversiones sucede lo mismo?

 

El valor de estar acompañado

El libro “Más ricos, más sabios, más felices” nos cuenta el caso del gran inversor Joel Greenblatt. Su enfoque de inversión se basa en comprar empresas sólidas y rentables a buenos precios y mantenerlas en el tiempo.

Parece simple y algo que cualquiera podría hacer, ¿verdad?

Bueno, Greenblatt realizó un experimento interesante en ese sentido. A sus clientes les daba acceso a sus recomendaciones de una “lista mágica” de acciones preaprobadas y les dio 2 opciones:

  1. Abrir una cuenta que era gestionada profesionalmente por su equipo y en el que las decisiones las tomaban los profesionales. Esto liberó a los inversores de tomar cualquier decisión. Aproximadamente un 90% de los clientes optaron por esa alternativa.
  2. Podían adoptar un enfoque de “hágalo usted mismo” eligiendo un mínimo de 20 acciones de la lista recomendada y eligiendo por sí mismos cuándo comprar o vender. Un 10% optó por esa modalidad porque confiaban en que su juicio les agregaría un valor adicional al momento de invertir.

 

Al estudiar el comportamiento de miles de sus clientes, Greenblatt se sorprendió al descubrir hasta qué punto les había ido peor a los del grupo “hágalo usted mismo”. Obtuvieron un rendimiento del 59,20% en un periodo de 2 años, comparado con 62,70% del índice S&P 500, que agrupa a las 500 empresas más grandes de los Estados Unidos.

¿Cómo les fue a los que decidieron una gestión profesional? Ganaron 84,10% en ese mismo periodo, 25 puntos porcentuales más que los del grupo “hágalo usted mismo”. Es decir, quienes optaron por decidir cuándo comprar o vender activos perdieron 25 puntos porcentuales de rendimiento, teniendo acceso a la misma información.

 

¿Por qué pasó esto?

Fue una demostración de autosabotaje. Greenblatt notó que dieron todos los pasos en falso que dan los inversores.

Cuando subía el mercado, entraban en masa. Cuando bajaba, salían en masa. Cuando la estrategia tenía un rendimiento superior, entraban. Cuando se retrasaba un poco, dejaban de hacerlo.

En la teoría habían creído en su concepto de comprar empresas de alta calidad cuando sus precios estaban bajos. Pero, en la práctica, perseguían las acciones caras y huían de las acciones baratas.

Para empeorar las cosas, los inversores del grupo “hágalo usted mismo” ignoraban las acciones menos atractivas de la lista. Porque emocionalmente es muy difícil comprar empresas que están golpeadas por malas noticias y con perspectivas complicadas en el corto plazo. Pero de esa manera se perdieron las mejores oportunidades.

Esto demuestra que no es suficientemente con encontrar una estrategia de inversión inteligente con buenas chances en el largo plazo. Hay que tener la disciplina y tenacidad de llevarla a cabo, especialmente en los momentos en lo que resulta incómodo.

Y ahí es cuando tener un asesor de confianza marca la diferencia.

Siempre decimos que hay 3 formas de comenzar a invertir. la primera es invertir todos los ahorros sin tener conocimiento o experiencia. Es cuando comprás lo que te dijo un amigo o leíste en la tapa de un diario. En ese caso, tus ahorros corren peligro, mejor seguí comprando dólares. Vas a perder oportunidades, pero por lo menos no vas a perder todo tu capital.

La segunda es formarte para invertir mediante libros y cursos. En ese caso tenés que pensar en que las inversiones son una carrera más, que requiere tiempo y dedicación.

Y la tercera forma es contar con un asesor de confianza que te ayude a gestionar tus inversiones.

 

Contar con un adecuado acompañamiento y asesoramiento es fundamental para emprender tu camino como inversor. Tu cartera te lo agradecerá.

 

Matías Daghero

Presidente de Closing Bell Advisors

Agente Asesor Global de Inversión CNV Matrícula 1.117

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