La estafa piramidal en la que seguro caíste

Quienes tienen cierto conocimiento financiero, pueden llegar a sentirse a salvo de caer en estafas piramidales. Pero hay veces que no existe opción al respecto y todos estamos obligados a participar de ella. ¿Existe una alternativa mejor?

 

En los últimos tiempos han surgido muchos falsos esquemas de inversión que resultaron ser estafas piramidales. Lamentablemente, muchas personas han perdido su dinero en esas estafas financieras. Por eso es más importante que nunca tener las herramientas para identificarlas.
Pero lo que no se suele pensar es en la mayor estafa piramidal de todas, en la que casi todos hemos caído: el sistema jubilatorio. Con la suba en la esperanza de vida y la caída en la natalidad, los sistemas jubilatorios tienen unas perspectivas cada vez más complicadas en todo el mundo.

El sistema de reparto, que se presenta como basado en la solidaridad, tiene todas las características de una típica estafa piramidal. Los fondos de nuevos aportantes no se invierten de forma de construir un capital que permita darles sustentabilidad a las jubilaciones de futuras generaciones, sino que se gastan en el momento. Es decir, el sistema sólo se sostiene por los nuevos aportantes. Si cualquiera de nosotros ofreciera esto como esquema de inversión, iría a la cárcel.

Además aportar al sistema jubilatorio en la actualidad es obligatorio. Por lo menos quienes impulsaron diversas estafas piramidales no obligaban a sus aportantes a contribuir a las mismas.

O sea que tenemos un ahorro forzoso para cobrar una jubilación bajísima que ni siquiera sabemos si estará cuando nos toque retirarnos. Cuando se habla de este tema, se suele pensar que el sistema de reparto es la mejor alternativa, que sino es imposible generarse una jubilación digna, que es mejor dejar que el Estado se ocupe de darnos a todos una jubilación cuando nos toque retirarnos.

Pero ¿es esto así?

Bueno, los números parecen contar una historia diferente. Dejame que te lo muestre con un ejemplo.

Supongamos que hoy alguien tiene un sueldo bruto mensual de 100.000 ARS. Luego de los descuentos de ley quedan 83.000 ARS de bolsillo. Lo que muchas veces no se ve es que uno de esos descuentos es el de aporte de jubilación, que es del 11%, o sea 11.000 ARS al mes. Además, la empresa tiene que pagar como parte de las contribuciones de jubilación un 17% adicional, es decir, 17.000 ARS al mes.

Tené presente que estás dejando gran parte de tu sueldo todos los meses en concepto de pago para tu futura jubilación. Y no tenés elección al respecto. Imaginate por un momento si pudieras disponer de ese dinero y armar tu propio plan de retiro. ¿Qué jubilación podrías llegar a tener?

Te muestro abajo un cuadro que resume cuánto podrías llegar a cobrar de jubilación, sólo con tu aporte o con aporte más contribuciones (si bien se piensa que a las contribuciones las paga el empleador, no te confundas, son parte del costo laboral y si fueran menores probablemente redundaría en mejores sueldos).

A su vez, se consideró un periodo de aportes de 30 años que es el que se pide actualmente como mínimo para jubilarte y también de 35 o 40 años dado que si comenzaras a trabajar a los 25 sería realista poder sumar 35 o 40 años de aportes.

 

 

Se tomó como rendimiento un 7% anual en dólares (convirtiendo los fondos mensuales a dólares) como criterio conservador dado que el rendimiento histórico del S&P 500 es del 9% anual.

Ahí vemos que sólo con tu aporte de 30 años, llegarías a una renta mensual de USD 350. Si sumamos la inversión total en jubilación, se llegaría a USD 858. Y ni hablar si se contribuye al plan de retiro por unos años más, sumando sólo 5 años más a tu retiro, la renta sube casi un 50%. Y si se ahorra por 40 años en vez de 30, se duplica el monto a cobrar en tu retiro.

Claramente hoy no existen incentivos a aportar por más años porque no va a reflejarse en una mejor jubilación. Pero vemos que esos años extras hacen una gran diferencia si tomáramos nuestro retiro en nuestras propias manos.

 

 


 

Como están dadas las condiciones hoy, no existe más opción que contribuir al régimen de reparto. Lograr un cambio es una decisión política y social. Pero hay que ser conscientes el valor que realmente tienen esos fondos y lo que podríamos obtener con un plan de inversión inteligente: un retiro tranquilo y feliz.

 

Matías Daghero

 

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