En la escuela tus hijos no aprenderán esto

Son muchísimas las cosas necesarias para la vida que no te enseñan en la escuela. Cosas como primeros auxilios o cocinar son indispensables para cualquier persona, pero no forman parte del listado de materias que tienen los chicos al empezar el colegio.

Hay una asignatura pendiente más que brilla por su ausencia y esta falencia la pagan muy caro más adelante en su vida. Se trata de la educación financiera.

Pero eso no tiene por qué ser así. Desde casa podemos hacer que nuestros hijos sepan lo que necesitan.
¿Cómo lo llevamos a la práctica?

Parece difícil hablar con nuestros hijos de dinero. Pero si no lo hacemos nosotros, nadie lo va a hacer. Y la falta de educación financiera es una de las razones por las cuales nuestro país nunca termina de despegar.

Lo primero que tenés que saber es que no hace falta que esperes para empezar. Ya desde los 2 o 3 años podés empezar a hablarles de temas financieros a tus hijos.

Acá no se trata de hablarles de instrumentos financieros o de cómo funcionan los bancos. La parte más importante de la educación financiera son las bases, que es entender de que se trata de tomar decisiones sobre qué es importante para mí y que priorizo en cada momento. Que es necesario elegir entre distintas alternativas de uso de nuestro tiempo y dinero y cómo poder identificar en cada momento cuál es la mejor.

Y de a poco eso se les puede enseñar a través de ejemplos y de nuestras acciones. Se hizo un famoso estudio sobre el poder de retrasar la gratificación en el que a niños de entre 3 y 5 años se les ofrecía la opción de comer una golosina ahora o esperar 20 minutos para recibir dos. Los datos demostraron que, quienes pudieron esperar, más adelante en su vida tuvieron más éxito y calidad de vida medido por distintos indicadores.

Es decir, ya a esa edad los niños tenían conceptos sobre el poder de la espera y cómo puedo obtener más en algunos casos si logro esperar un poco. Bueno, de eso se tratan las finanzas. De elegir lo más importante en cada momento y de poder plantar una semilla dándole el tiempo para crecer. Esto también se puede hacer con historias y fábulas como la hormiga y la cigarra o el famoso cuento de los 3 chanchitos y el lobo feroz.
Pero hay otros pasos concretos que podés seguir con tus hijos…

Administrar su propio dinero es la mejor escuela

Más allá de hablarles sobre temas de finanzas, hay que pasar a la acción concreta, que es lo mejor para que aprendan los niños. Darles cierto dinero que ellos puedan administrar los ayuda a establecer prioridades y a aprender de sus errores.
La idea es que este dinero venga con ciertas responsabilidades. Por ejemplo, si a un adolescente le das un presupuesto para sus salidas con amigos te evitás las discusiones y pedidos constantes de dinero. Y si se lo gasta todo el primer fin de semana y se queda sin fondos para el resto de las salidas del mes, lo va a ayudar a aprender a pensarlo bien la próxima vez. Es mejor que se equivoque con 14 años y no con 34.

 

Inculcales el hábito de ganar su propio dinero y de ahorrar

Seguramente al principio el dinero que reciban tus hijos va a venir de lo que le den sus padres y otros familiares. Pero a medida que va creciendo le podés ayudar a ver oportunidades de ganar dinero adicional. Esto no tiene que venir de responsabilidades lógicas como estudiar, tender su cama o lavarse los dientes. Esos son hábitos de vida y no tienen que estar atados a ninguna paga.
No, acá estamos hablando de que puedan hacer tareas como cortar el pasto, lavar el auto o dar clases particulares y cobrar un dinero adicional por eso. Esto es una gran introducción a la satisfacción de aportar valor a la sociedad y al mismo tiempo ganar dinero.

 

Mostrales cómo el dinero puede crecer 

En algún momento tus hijos van a querer comprarse algo que supera sus posibilidades actuales de ahorro. Y te van a preguntar cómo pueden hacer para llegar a ese objetivo.

Esa es una oportunidad excelente para hablar de la inversión y del poder que esta tiene para mejorar nuestro patrimonio.

Podés empezar enseñándoles que la inversión permite a las empresas y al mundo crecer y desarrollarse. Todo lo que vemos, edificios, plazas, caminos, etc, son posibles porque alguien invirtió capital para poder hacerlos reales.

En cuanto a mostrarles cómo concretar una inversión, muchas veces los instrumentos financieros son muy abstractos para que los niños los entiendan. Una idea para hacerlo más real es regalarles en los cumpleaños, además de algo que les guste, un Cedear de una empresa que ellos conozcan como Disney, McDonald’s y Coca Cola. Eso les va a permitir seguir la evolución de su precio y ver cómo viene su negocio.

Es que el poder de empezar a invertir a una edad temprana no debe subestimarse. El siguiente cuadro muestra cuánto demorarías en llegar al millón de dólares invirtiendo mensualmente a una tasa del 7% anual (la tasa histórica de rendimiento del S&P 500 es del 9%).

Fuente: logicaldollar.com

En el gráfico se ve que una persona que empezara a los 25 años, invirtiendo USD 500 por mes  llegaría al objetivo del USD 1.000.000 a los 62 años. En cambio, si recién empiezo a los 45 años para lograr el mismo objetivo de ser millonario a los 62 años debería aportar USD 2.500 mensuales. Y si empezarás a los 51 serían USD 5.000 mensuales.
Mientras antes comiences a invertir tu dinero menor será el sacrificio mensual que deberás hacer.

Sé un modelo de buena conducta financiera

Más allá de lo que les puedas contar a tus hijos, es fundamental en todos los casos predicar con el ejemplo. De nada sirve que les hables a tus hijos de buenos hábitos de ahorro y que te vean gastar todo tu dinero en cosas innecesarias. Se suele decir que tus hijos a veces no te escuchan pero que no te preocupes porque siempre te están mirando.

Hace poco empezaron las clases este año. Pero la familia es la mejor escuela y tu rol en la educación financiera de tus hijos es indelegable. Darles las herramientas necesarias va a potenciar su futuro.

 

 

 

Matías Daghero

Presidente de Closing Bell Advisors

Agente Asesor Global de Inversión CNV Matrícula 1.117

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