Wall Street: ¿Revolución financiera o populismo?

Una maniobra reciente, que infló el precio de activos de varias empresas de manera artificial, reabre el debate acerca de la importancia del acceso a la educación financiera de ciudadanos y pequeños inversionistas.

 

Robin Hood es un personaje del folklore inglés medieval que robaba a los ricos para darles dinero a los pobres. Curiosamente, el mismo nombre lleva la plataforma de inversiones (o bróker) que ha dado que hablar en los últimos días por lo sucedido con las acciones de Gamestop (casa física de venta de videojuegos) y otras empresas como AMC (cines) o Blackberry (celulares), cuyos modelos de negocio no tienen perspectivas de futuro pero que igualmente tuvieron fuertes subas en su cotización.

Estas subas no se debían a los motivos tradicionales por los que las acciones suben en el largo plazo (empresas que ganan dinero y en crecimiento) sino a una maniobra en que muchos inversores minoristas fomentaron en la red social Reddit la compra de los activos más vendidos en corto (una maniobra financiera en la que se pueden obtener beneficios cuando una empresa cae) por los fondos de inversión de Wall Street, generando fuertes pérdidas a estos fondos inicialmente y, también, a estos inversores minoristas a posteriori.

Si bien el episodio de Gamestop tuvo un fuerte componente épico de batalla del “pobre” inversor minorista contra los “ricos y malvados” fondos de Wall Street, se dejó de lado la esencia del instrumento utilizado: la acción de una empresa. Inflar el precio de un activo de manera artificial no es algo que será “bueno” cuando lo hagan minoristas y “malo” cuando lo hagan fondos, de la misma manera que si Robin Hood robaba era un delito independientemente de con quién lo hiciera. Y aún más se termina la épica cuando vemos que se trató en realidad de una batalla entre dos fondos de inversión en donde Citadel (uno de estos fondos) usó a los inversores minoristas para poder debilitar y luego adquirir a otro fondo que se vio perjudicado con la posición compradora de los inversores minoristas.

Pero este mayor acceso a la información y a los mercados con el nacimiento de las Fintech, no es algo exclusivo de los mercados institucionalizados como las bolsas y mercados. También es un fenómeno que se viene manifestando con el auge de las Criptomonedas y su desafío al sistema monetario tradicional.

Desde Bretton Woods en 1971 cuando se abandonó el Patrón Oro, pero sobre todo luego de la crisis subprime de 2008, donde los bancos centrales mundiales tomaron medidas de grandes emisiones de moneda sin respaldo, la llegada de las criptomonedas viene a proponer un nuevo orden monetario mundial.

La idea de una moneda que no dependa de los políticos de turno ni de los gobiernos, es algo que ha conquistado sobre todo a muchos jóvenes en una mezcla de idealismo, pero también de encontrar una fórmula mágica para volverse millonario de la noche a la mañana.

 

 

La primera revolución financiera

Cuando uno piensa en finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX con los grandes titanes de las industrias como el petróleo, el ferrocarril, el acero o la electricidad, por citar a algunos, podemos ver que el desarrollo de sus empresas e industrias se trataron de un gran progreso para la sociedad. Sin embargo, era muy difícil (por no decir imposible) para un inversor minorista poder participar en la creación de las grandes fortunas que estas generaban y que se concentraban en figuras como John D. Rockefeller, Cornelius Vanderbilt, Andrew Carnegie, JP Morgan o Henry Ford. El desarrollo de estas compañías no contó con el financiamiento colectivo.

De hecho, seguramente muchos grandes e inventos de esa época no llegaron a ver la luz o demoraron en poder conseguirlo justamente por la inexistencia de un mecanismo de financiamiento. Esta situación cambió radicalmente en el mundo desarrollado luego de la segunda mitad del siglo XX.

Hay varios casos de empresas que nacieron desde un garage y que revolucionaron el mundo: Apple, Google y Microsoft, por sólo mencionar algunas.

En todos los casos se trataba de jóvenes visionarios y con ideas de gran potencial. Pero para poder llevarlas adelante era necesario conseguir dinero para financiar sus investigaciones y desarrollo de productos. Y es allí donde los inversores ocupan un rol preponderarte: son quiénes consiguen los recursos para que estas ideas puedan ser desarrolladas.

Los sueños de Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Larry Page o Jeff Bezos no habrían podido volverse una realidad en la que hoy vivimos y disfrutamos sin la existencia de un lugar como Wall Street.

Pensando en casos de empresarios argentinos que consiguieron el dinero para financiar sus sueños, podemos encontrar a Mercado Libre, Despegar y Globant por sólo mencionar algunos. El desarrollo de Vaca Muerta y que su explotación pueda pasar de cálculos en planillas de Excel a una realidad palpable, también depende en gran medida de conseguir ese financiamiento en Wall Street.

Pero la diferencia entre lo que sucedía en finales del siglo XIX en donde era difícil conseguir el financiamiento para las ideas y lo que pasa en el día de hoy no radica sólo en esto.

Claro está que, así como estaban los gigantes de la industria en el siglo XIX hoy también los empresarios tecnológicos obtienen un incremento sustancial en su riqueza personal. También es justo decir que la sociedad en su conjunto obtiene con estos desarrollos un incremento en su productividad y en su calidad de vida.

Pero, a diferencia de lo que sucedía en el siglo XIX, hoy un pequeño inversor puede beneficiarse de este crecimiento de las empresas invirtiendo su capital en ellas. Y esta diferencia es fenomenal: uno puede ser socio de cualquier empresa del mundo que cotice en bolsa.

Por ponerlo en números concretos, un inversor argentino de a pie podría en 2020 haber invertido a través de Cedears (comprar acciones de empresas del exterior en pesos) desde capitales tan pequeños como los $10.000 y obtener grandes retornos: Tesla (+1.157%), Mercado Libre (466%), Globant (+304%) o Apple (+255%).

 

 

Hacia la segunda gran revolución financiera

Esta primera revolución financiera tuvo un gran impacto: la democratización de la figura del accionista. Y, con la llegada de las nuevas tecnologías aplicadas a las finanzas, permitió que las barreras de entrada a la posibilidad de ser inversor sean cada vez menores.

Sin embargo, durante este proceso el mayor foco estuvo puesto en cómo generar la mayor utilidad para los accionistas.

Las nuevas generaciones comienzan a tomar protagonismo en el mundo de las finanzas internacionales con las posibilidades que brindan hoy las plataformas Fintech y es algo que las empresas ya han empezado a notar.

ESG, siglas en inglés de medioambiental, social y gobierno corporativo, hace referencia a tres factores principales para evaluar la sostenibilidad de una inversión. Esto viene a partir del concepto de “Triple impacto”, también denominado “Personas, Planeta y Beneficios”, surgido en la década de 1990 y que defendía que los negocios deberían centrarse en estos tres elementos y no sólo en los beneficios, ya que son igual de importantes para la sostenibilidad de cualquier empresa.

En el centro de los criterios ESG está la idea sencilla de que las empresas tienen más probabilidades de tener éxito y generar excelentes rentabilidades si crean valor para todos sus grupos de interés: empleados/as, clientes, proveedores y la sociedad en general (incluido el medioambiente) y no sólo para la empresa. Por consiguiente, el análisis ESG se centra en el servicio que las empresas prestan a la sociedad y en sus efectos en los resultados actuales y futuros.

El análisis ESG no sólo trata de lo que la empresa hace actualmente. La consideración de las tendencias futuras tiene una importancia fundamental y debería incluir esencialmente el cambio disruptivo que puede tener consecuencias importantes para los beneficios futuros de una empresa o su propia existencia.

Y esta tendencia de empresas que buscan considerar el triple impacto está a su vez también generando una mayor suba en el precio de sus acciones que aquellas que no lo consideran.

Claramente el mayor acceso a educación financiera, instrumentos financieros, a la posibilidad de obtener financiamiento para una idea o empresa, es algo que debiera ser prioridad en toda agenda de un país que busque generar desarrollo, crecimiento e inclusión para sus habitantes.

 

 

Matías Daghero

Presidente de Closing Bell Advisors

 

Nota Original Publica el 21/01/21 en Número Cero de La Voz del Interior

Link nota: https://www.lavoz.com.ar/numero-cero/wall-street-revolucion-financiera-o-populismo

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