Luego de un cierre de agosto turbulento y un septiembre que comenzó en la misma tónica, el mercado cambiario pareciera comenzar a tranquilizarse en los últimos días y con él el ánimo de los operadores.
En medio de una semana en el que los mercados externos estuvieron a la baja (sobre todo en el caso de las acciones tecnológicas con sus ejecutivos desfilando por Washington), el Merval pudo comenzar a revertir su situación para cerrar la semana a las puertas de los 30.000 puntos.
Este valor es muy importante, ya que de superarlo estaría logrando abandonar el canal bajista en el que se ha visto sumergido desde el mes de febrero.
Como dato de color de la semana podemos mencionar el caso de las acciones de Banco Supervielle (SUPV) que, luego de haber caído más de un 30% el 24/08 cuando se presentó su balance, ya se encuentra cotizando en BYMA nuevamente por encima de su valor previo a esto.
Pérdidas en dólares para todos
Si uno hace un balance hasta aquí del rendimiento observado en dólares por los instrumentos más utilizados por los inversores argentinos, todos han tenido pérdidas.
Los bonos del tramo corto de la curva como el Bonar 2020 (AO20) hasta aquí llevan perdido el 9%. Para quienes invirtieron en bonos del tramo medio de la curva como el Bonar 2024 (AY24) las pérdidas ascienden al 14% y, si nos extendemos en duration, encontramos al Discount en dólares (DICA) con una pérdida del 28%.
En el caso de los inmuebles, si bien es mucho más difícil establecer un patrón común en la variación de su precio que en el caso de los activos financieros al no tener un mercado líquido y transparente, el mercado se encuentra muy parado. Sin embargo, para aquellas operaciones que se están concretando, fuentes del sector aseguran que la caída de precio en dólares en promedio es del 15%, llegando a observarse caídas de hasta el 30% según la urgencia del vendedor.
En el caso de las Lebacs, tan promocionado la inversión en ellas como la Bicicleta Financiera (o el carry trade en la jerga búrsatil), la pérdida para quien rolleo la Lebac corta a lo largo de todo este año es del 36%. Claramente la bici chocó.
Lo mismo podemos decir de los bonos con ajuste por inflación largos. La fuerte suba de las tasas de las Lebacs buscando otorgar una renta real mayor afectó el precio de los bonos como el Discount en pesos (DICP) que sufrieron caídas del 54%.
Párrafo aparte merece el caso de las acciones argentinas. Luego de varios años de grandes subas, este año vienen sufriendo una gran corrección que las ha llevado a cotizar en los mismos niveles medido en dólares previos al triunfo de Macri en las elecciones presidenciales de 2.015.
Si uno lo mira desde el lado de quién ha buscado ganarle a la inflación, allí el resultado ha sido distinto. Es que si uno lo mide en términos de dólares y aunque suene alocado decirlo, la Argentina ha tenido deflación. En dólares claramente, repito.
¿Cómo recuperar el terreno perdido?
Hasta aquí, el duro año que han pasado los inversores. Pero… ¿qué hacer de aquí en adelante? ¿Cómo recuperar el terreno perdido?
Bueno, si uno buscara recuperar estas pérdidas por el lado de los bonos, claramente sería necesaria una fuerte caída del riesgo país que venga de la mano de mejores perspectivas futuras para la Argentina. Sin embargo, si ese fuera el caso hay otro tipo de activos que reaccionarían de una manera mucho más rápida y agresiva frente a este cambio de escenario: las acciones.
Las ganancias que se buscarán conseguir en dólares son de una magnitud importante por lo que, en el caso de perfiles moderados a agresivos y que dispongan de un horizonte de inversión más largo, incrementar la participación de las acciones argentinas en estos precios aún de remate podría incorporar los anabólicos necesarios a una golpeada cartera con mayor parte de bonos en dólares.
Claramente no se trata de una situación sencilla, pero la fuerte devaluación y lluvia mediante, se podría comenzar a ver una mejora en la actividad económica de Argentina hacia la segunda mitad de 2019, algo que comenzó a ponerse en precios de las acciones argentinas la semana pasada.
Nota Publicada por El Economista – 10/09/2018