Hasta noviembre del año pasado los inversores se encontraban muy tranquilos invirtiendo en Lebacs, obteniendo un rendimiento real positivo para cubrirse de la inflación y con bajo nivel de volatilidad. Sin embargo, a partir de diciembre el dólar comenzó a moverse con mayor velocidad haciendo replantearse a más de un inversor respecto de la conveniencia o no de dolarizar sus carteras.
Si comparamos el rendimiento obtenido durante todo 2017, podremos notar que las Lebacs otorgaron a sus inversores un rendimiento de 28,72%. Este superó a la inflación de 24,88% según los datos provistos por el Indec e incluso obtuvo un rendimiento superior al 19,33% del dólar (que aceleró en el último mes del año ya que en noviembre acumulaba apenas un 9%).
De esta manera, en 2017 las Lebacs le ganaron claramente al dólar. Pero en 2018 el escenario viene siendo diferente.
En lo que llevamos del año el dólar ha duplicado en su rendimiento al obtenido por las Lebacs, por lo que muchos inversores se preguntan si es momento para pasarse al peso, si es ya tarde para dolarizar su portafolio o qué hacer con su dinero.
¿Cómo se movió el dólar en la era Macri?
Mirar comportamientos pasados no garantiza rendimientos futuros, pero en muchas oportunidades sirve para determinar patrones de comportamiento. Al tratarse de un mercado libre de cambio, es de esperar que en un país como el nuestro en donde las exportaciones principales están vinculados a factores climáticos y estacionales se vean reflejados en la evolución del tipo de cambio a lo largo del año, haciendo que este mismo también refleje su estacionalidad.
En ese sentido, si miramos la variación porcentual que ha tenido el dólar en 2016 y 2017 (los años en que no hubo cepo cambiario) se pueden extraer ciertas conclusiones.
Lo primero que podrá notar el lector a simple vista es que hay cierta divergencia en el comportamiento durante el primer semestre pero que a partir del mes de junio en ambos años la tendencia fue claramente alcista. De aquí una primera conclusión que se puede extraer es que mientras muchos inversores estén distraídos mirando a Messi y compañía en Rusia, un inversor conservador tomaría una buena decisión comenzando a dolarizar su portafolio.
Por otra parte, la evolución hasta este momento en 2018 se asemeja mucho más a la de 2016 que a la de 2017. Incluso si buscamos factores en común con el año 2016 podremos encontrar algunos, tanto en el plano local como en el internacional.
Desde el plano internacional, en enero de 2016 el índice accionario estadounidense S&P 500 cayó un 4,8%. Este año nos encontramos en medio de un proceso de corrección que ha hecho caer al índice un 10% desde su máximo alcanzado a finales de enero. Sin embargo, y saliendo por un minuto del análisis entre dólar y tasa en pesos, vale la pena compartir el dato para los inversores con posiciones en acciones que el mercado en 2016 logró recuperarse para culminar con un rendimiento de 11,77%.
En el plano local, tanto 2016 como 2018 son años en los que no hubo ni habrá elecciones, respectivamente. Pero, lo que quizás resulte más importante, es que a comienzos de 2016 Federico Sturzenegger ensayó a comienzos de año una fuerte corrección en la tasa de las Lebacs que pasó de pagar un 38% a fines de diciembre de 2015 (cuando se liberó el cepo cambiario) a 30,2% a principios de febrero. Esto exacerbó al dólar y se vio obligado a hacer marcha atrás y poner nuevamente la tasa en 38% a principios de marzo. Estas idas y vueltas en la tasa tuvieron su impacto en la inflación que no pudo encausarse dentro de las metas del año.
Haciendo un paralelismo con lo que sucede en este momento, el BCRA está sufriendo nuevamente fuertes presiones para bajar sus tasas (sobre todo desde el cambio de metas). Esto tuvo su impacto en la aceleración del dólar y en la suba del riesgo país (donde Argentina se movió a contramano de sus pares latinoamericanos).
Mirando estas coincidencias y perspectivas futuras similares, quizás sería aún pronto para abandonar las posiciones en dólares y pasarlas a Lebacs. Dentro de una cartera diversificada de un inversor conservador, pareciera prudente que al menos por un tiempo más sea mayor la preponderancia de inversiones dolarizadas por encima de las inversiones en pesos.
Nota Publicada por El Economista -14/02/2018