La semana pasada el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne presentó los lineamientos de la reforma impositiva que Cambiemos enviará para ser tratada en el Congreso. Entre los puntos más destacables para quienes invierten en el mercado financiero se encuentra el polémico impuesto a la renta financiera.
Si bien restan ver las modificaciones que introduzca el Congreso para hacer un análisis más profundo, el mercado rápidamente se movió para readecuarse al nuevo escenario. Y como adelantáramos gran cantidad de analistas y operadores del mercado, el efecto final que termina teniendo un impuesto de este estilo es un traslado del impuesto al emisor de la deuda, no al inversor.
Así como con el IVA o con Ingresos Brutos el consumidor es quién termina pagando cualquier suba en sus alícuotas, en el caso del impuesto a la renta financiera quién termina pagándolo de manera indirecta es el mismo Estado o las empresas que buscan financiamiento.
Una muestra de esto lo podemos ver en cómo se modificaron las tasas que abonan las Lebacs en el mercado secundario el pasado viernes (ayer no hubo mercado por celebrarse el día del empleado bancario) respecto a las de la última licitación que fuera realizada a mediados de Octubre.
Allí podemos observar que ése 5% de impuesto fue trasladado directamente a una exigencia de mayor tasa que permite cubrir el 100% del impuesto en casi todos los plazos.
Una duda que podría aparecer aquí es si esta suba se debe sólo al traslado del impuesto o también a una suba en la inflación (la tasa de pases ya había sido incrementada por Sturzenegger por este último motivo), algo que será develado cuando en los próximos días se conozca los datos de inflación de octubre y el BCRA deba decidir las tasas de Lebacs en la licitación de noviembre.
¿Cómo impacta en los retornos del ahorrista?
Más allá de si la suba de tasas se debe al impuesto o a un rebrote inflacionario, lo que todos los ahorristas de Lebacs se preguntan en este momento es si serán alcanzados por el impuesto y si conviene seguir invirtiendo en Lebacs.
Respecto a si estará o no alcanzado por el impuesto, la tabla a continuación presenta una serie de ejemplos con los montos invertidos y considerando una tasa del 27,50%.
Considerando que el mínimo no imponible que apruebe el Congreso sea de $52.000 anuales sobre la renta, comenzarán a tributar aquellos ahorristas que tengan Lebacs por un monto superior a los $189.000. Sin embargo, como se observa en la tabla los importes a abonar y la alícuota efectiva permanecen en niveles bajos sobre la utilidad generada.
A esto se suma que probablemente más temprano que tarde el BCRA podrá bajar las tasas de Lebacs en 2018, por lo que el promedio anual para un ahorrista terminará siendo bastante por debajo de ese 27,5% de tasa, permitiendo que capitales incluso mayores continúen por debajo del mínimo no imponible.
Más allá del enfoque fiscal, el ahorrista deberá centrar su análisis en ver que instrumentos otorgan la mejor relación riesgo-retorno para cada perfil. Así, un ahorrista que invertía en Lebacs cometería un grave error si empezara a invertir en acciones sólo porque estas últimas no están gravadas. Se trata de instrumentos totalmente distintos.
Incluso con el nuevo gravamen, las Lebacs continuarán otorgando un rendimiento real positivo a sus inversores con un nivel de riesgo bajo. Con un dólar que se espera calmo para 2018 ($20,50 lo ven los economistas para finales de ese año según el REM), las Lebacs apuntar a continuar siendo las estrellas del mercado en 2018 también.
Nota Publicada por El Economista – 07/11/2017