El optimismo luego del resultado de las elecciones PASO se prolongó también durante la semana pasada, llevando al índice Merval a continuar marcando récords en su versión en pesos y a continuar acercándose a poder hacerlo en su versión en dólares.
Pero no solo en acciones se ha visto este optimismo. Los bonos en dólares de la parte larga de la curva argentina han experimentado fuertes subas fruto de la compresión de los spreads de tasas frente al resto de los países. Entre los principales ganadores podemos destacar al Bonar 2037 (AA37) con ganancia de capital en dólares del 6,84%, Bonar 2046 (AA46) con un 6,40% y el Bonar 2117 (AC17), el bono centenario, con un 5,49% de ganancia y que lo llevó a cotizar el viernes por primera vez a la par.
Pero este optimismo reinante en el mercado no ha logrado trasladarse aún a las expectativas respecto a la caída en la tasa de inflación. Y, sabiendo que luego de tantos años de inflación elevada las expectativas juegan un rol clave, el BCRA decidió jugar fuerte en el mercado secundario de Lebacs para modificar sustancialmente la curva de tasas de las Lebacs.
Si hace unos días desde estas mismas columnas sosteníamos que la curva de Lebacs se había aplanado (las tasas de corto plazo pagaban lo mismo que las de largo), esta semana por primera vez desde que Federico Sturzenegger conduce el BCRA se vio una curva normalizada, donde las tasas de largo plazo rinden más que las de corto plazo. De esta manera, busca extender en plazo los megavencimientos mensuales que debe afrontar.
Sin embargo, para conseguir esto debió hacerlo a tasas más altas que las de corto plazo, sin poder llegar a materializar aquello que tantas veces se sostuvo que era mejor tener la mayor parte en vencimientos cortos para de esta manera cuando se estiraran los plazos se hiciera a tasas más bajas.
¿Conviene al inversor estirar los plazos?
Si miramos el resultado de aquellos que licitaron para plazos más allá de los 90 días, en estos días han sufrido pérdidas de capital u al menos la oportunidad de colocar al mismo plazo entre 75 y 140bps más arriba. Sin embargo, la tasa para plazos como mayo 2018 que llegó a tradear en TNA 27,25% el pasado viernes resultan más que atractivas para un inversor. Es que, si pasamos esa tasa nominal a una efectiva y la comparamos con una inflación proyectada, aún siendo pesimistas, a un ritmo de 20% anual de acá a mayo, nos estaría otorgando retornos en términos reales superiores al 8% anual, inimaginable para la inversión “libre de riesgo” de un país como lo son las letras emitidas por su BCRA en su moneda local (al fin y al cabo son los que tienen la maquinita para imprimir los billetes por lo que el riesgo de impago es casi nulo).
Oportunidades para sumarse al optimismo
Pero si el inversor no se contentara con obtener estos retornos y quisiera buscar opciones que aún no hayan sido fuertemente impactadas por este optimismo pero que podrían beneficiarse en un contexto en dónde la inflación empiece a descender y el dólar a lo sumo acompañe este descenso, existe un tipo de bonos que podrían otorgar jugosas ganancias en ese escenario: los bonos a tasa fija en pesos.
Sí, estos bonos que hace un año cuando fueron emitidos no despertaban ningún tipo de interés entre los inversores locales (¿qué argentino compraría un bono a tasa fija en pesos a 10 años varios puntos por debajo de la inflación y con nuestro prontuario en devaluaciones?) han resultado ser de las mejores inversiones del año (a la fecha el TO26 ha otorgado un 21,75% de ganancia en pesos a sus inversores).
Sin embargo, si miramos la curva de estos bonos aún continúa siendo invertida y las TIR que hoy parecen bajas podrían no serlo de acá a un par de años. En un contexto en donde la tasa de inflación comience a bajar y el BCRA pueda ir reduciendo sus tasas en términos nominales, estos bonos otorgarían importantes ganancias de capital. A esto se suma que en el caso de estos bonos la curva también se encuentra invertida (aunque aquí quizás haya que esperar un tiempo más para verla normalizada).
Aquellos inversores de un perfil agresivo y con optimismo respecto al futuro que le depara a la Argentina pueden encontrar en estos bonos grandes oportunidades en caso de que se materialicen sus expectativas.
Nota Publicada por El Economista – 28/08/2017