Luego de un mes de mayo en el que el dólar aprovechó el escándalo en Brasil (con los audios de Michel Temer y sospechas de que la corrupción continúa en el país vecino) para recuperarse un 4,6%, muchos inversores desprevenidos salieron corriendo a dolarizar sus carteras. Sin embargo, quizás esta no sea la mejor decisión.
Si analizamos lo que ha venido sucediendo hasta aquí en el año, los bonos en pesos continúan siendo los grandes ganadores. Los índices de bonos que prepara el Instituto Argentino de Mercado de Capitales muestran que los bonos largos en pesos han rendido un 9,48%, seguidos de los bonos cortos en pesos por un 8,18%.
Y eso que dentro de los bonos considerados como largos en pesos sólo son tenidos en cuenta los bonos con ajuste CER, dejando de lado a los grandes ganadores del año: los bonos a tasa fija en pesos.
Hasta aquí, bonos como el Bonte 2026 (TO26) han otorgado a sus inversores entre ganancias de capital y cupones un jugoso retorno del 23,75% en pesos (y 21,86% medidos en dólares). Pero este bono no ha sido el único. El Bonte 2023 (TO23) ha rendido un 18,83% pesos y el Bonte 2021 (TO21) un 12,36%, todos varios puntos por encima de lo que han venido rindiendo los bonos en dólares o incluso los bonos CER.
Lamentablemente para inversores y analistas locales, estos bonos han sido mucho más utilizados por inversores extranjeros. Es que tasas de rendimientos del 14% fijas en pesos no resultaban muy atractivas para el inversor local. Sin embargo, el haber tenido un dólar planchado sumado a la compresión de spreads que han venido teniendo estos bonos ha sido el combo perfecto para sus extraordinarios rendimientos.
¿Qué bonos tener en cartera para el segundo semestre?
Hasta aquí lo que ha venido sucediendo pero, cómo armar una cartera de cara al futuro? La gran enseñanza de lo que ha sido la primera mitad de este 2017 es la importancia de la diversificación. Carteras que estén paradas sobre una única moneda quedan muy expuestas. Y esto es cierto tanto si se está sólo en pesos (basta con mirar lo ocurrido en mayo) como si se está sólo en dólares (basta con mirar el resto del año). Por lo tanto, lo primero que debe tener presente el inversor al momento de constituir su cartera es la diversificación.
Por otra parte, entrando en cada moneda en particular, para el caso de las inversiones en pesos se observa que los bonos con ajuste CER han vuelto a tener tasas de rendimientos reales atractivas. Bonos como el Boncer 2021 (TC21) que llegó a estar rindiendo casi 1%+CER hoy ha vuelto a niveles por encima de 3%+CER, lo que lo convierte en niveles más atractivos de entrada. Sin embargo, si el view del inversor es que de aquí en adelante la inflación va a bajar, bonos de la parte larga de la curva, como el Discount en Pesos (DICP), pueden resultar más atractivos.
Para perfiles conservadores, dentro de las opciones en pesos las Lebacs cortas continuarán siendo una buena alternativa. Para perfiles de inversión más agresivos y con portafolios de más largo plazo, una leve porción de los bonos a tasa fija en pesos podría otorgar buenos rendimientos por el lado de compresión de spread hacia niveles más similares a los de países de la región, pero con el seguro de un cupón elevado en caso de que el tipo de cambio continúe estable.
Por el lado de la inversión en dólares, ante una FED que viene subiendo las tasas lo más aconsejable es posicionarse en el tramo medio de la curva para devengar una buena tasa, pero sin correr grandes riesgos de capital. Para inversores más sofisticados, el posicionamiento en el tramo medio de la curva mediante la compra de bonos cortos y bonos largos (la estrategia denominada Barbell) podría otorgar algunos puntos adicionales en caso de cambios en la curva soberana actual.
Como se verá, las decisiones de inversión a tomar hoy son muchas y entre activos muy diferentes, por lo que la diversificación en el portafolio y el asesoramiento profesional pasan a ser una de las claves para que el inversor pueda conseguir buenos rendimientos.
Nota Publicada por El Economista – 05/06/2017