El regreso de Argentina a los mercados internacionales de deuda fue muy bien recibido por inversores internacionales. El contexto de debilitamiento del dólar, fortalecimiento de los commodities (soja incluida) y el apetito por mayores rendimientos en un mundo de tasas cercanas a cero (incluso con bonos a 30 años como el japonés que rinden cerca de 0,30% anual) terminaron favoreciendo la mega-colocación de deuda argentina. Esto permitió una fuerte reducción en las tasas a las que fueron emitidos y en el día de ayer incluso redujeron sus rendimientos en las negociaciones en el “grey market”.
Esta nueva emisión permite ofrecer a los inversores una mayor cantidad de ofertas dentro de la curva soberana de deuda, siendo siempre mejor tener más alternativas entre las cuales elegir (a pesar de que para transportarse dentro de la Ciudad de Buenos Aires el gobierno pareciera no pensar lo mismo).
Un informe de la consultora EconViews sostiene que la curva de deuda argentina quedó muy plana de una forma similar a la de la deuda estadounidense, sobre todo al compararla con la de otros países latinoamericanos como Brasil y Uruguay. De ésta manera, continúa el informe de la consultora que dirige Miguel Kiguel, observan una mayor posibilidad de compresión en el tramo corto y medio, pero con mayor posibilidad de suba para las emisiones de 10 y 30 años por su mayor duration.
En los últimos meses, la fuerte baja del dólar y la creciente inflación golpeó fuertemente el poder adquisitivo de aquellos inversores que permanecieron con sus dólares “bajo el colchón”. Este resultaría un momento interesante para empezar a poner a trabajar los mismos ya que se espera que las tasas que paguen los bonos continuarían bajando. Y hay opciones para todos los gustos. A continuación, les describiré algunas alternativas para aquellos que quieran invertir en dólares billete (las mismas no constituyen una recomendación de inversión y se aconseja consultar a su asesor financiero respecto a que se adapten a su perfil de inversión).
Una persona que necesite un flujo mensual hasta fin de año podría invertir en el AD16 que abona capital e intereses todos los 29 de cada mes hasta su vencimiento a fin de año. Continuando en el corto plazo, el AA17 que vence en el abril de 2017 y con un rendimiento cercano al 4,5% rinde bastantes puntos más que un plazo fijo en dólares siendo el horizonte de inversión de un año posible para los dos.
Continuando para un mayor plazo de inversión, encontramos bonos del tramo medio que vencen en 2018, 2019, 2020 y 2024. Estos instrumentos podrían resultar de utilidad para inversores que tengan objetivos de ahorro de mediano plazo como alcanzar el anticipo para la compra de inmueble, una cochera, ahorro para el pago de universidad o posgrado de un hijo, entre otros.
Por último, el tramo más largo de la curva con los nuevos bonos a 10 y 30 años, sumados a los ya existentes (DICA, DICY, PARA y PARY) otorgan rendimientos por encima del 7%, muy interesantes si los comparamos por ejemplo con la renta que está dando el sector inmobiliario que se encuentra por debajo de la mitad de ese número y que duplicarían nuestro capital en 10 años contra más de 25 años que nos tomaría con un inmueble. Estos bonos resultan muy interesantes para inversores que posean un horizonte largo (como puede ser el de estar ahorrando para la jubilación) ya que permiten fijar una tasa de retorno altísima en el largo plazo que, esperemos, no será fácil de conseguir en bonos argentinos por muchos años.
Nota Publicada por El Economista – 21/04/2016