Durante la gestión de Cristina Kirchner obtener rendimientos reales positivos implicó asumir ciertos riesgos. Inversiones que garantizan un rendimiento fijo como el plazo fijo o, las menos famosas por esos días, Lebacs tenían rendimientos negativos. Quienes incluyeron bonos y acciones en sus portafolios debieron soportar fluctuaciones de precios, estar atentos al avance del caso argentino en la corte de Griesa, etc.
Sin embargo, si algo caracterizó a las inversiones durante la gestión kirchnerista fue que asumir riesgo pagó con creces. Los bonos dolarizados permitieron resguardar el capital y aquellos inversores que apostaron por las acciones pudieron multiplicar significativamente su capital.
Pero la ecuación riesgo-retorno cambió sustancialmente durante lo que llevamos de la gestión de Mauricio Macri. Los bonos en dólares han experimentado mayormente caídas y el Merval acumula una caída del 4,63%. Analizándolo más profundamente, vemos que 7 de sus acciones acumulan caídas (Siderar con casi un 28% fue la que más cayó) y 5 de ellas subas (destacándose Banco Macro con casi 13% de suba).
Esto no significa que no hayan existido oportunidades. Aquellos inversores que colocaron su dinero en acciones como Consultatio (+38%) o Mirgor (un increíble 203% de suba) rápidamente podrían alzar sus voces. Pero invertir en ellas implicó un gran riesgo y una mayor aplicación por parte de los inversores del análisis fundamental y técnico.
En cambio, y aquí radica la gran diferencia con la gestión anterior, quiénes adoptaron un perfil conservador y colocaron su dinero a tasa en pesos (con las Lebacs como máximo exponente) obtuvieron rendimientos fuertemente positivos. Hubo que ser muy selectivos para que un mayor riesgo asumido otorgara un mejor rendimiento.
Hasta aquí lo que pasó, pero… ¿qué podemos esperar para el futuro? ¿Conviene continuar con instrumentos altamente conservadores?
Asumiendo que la gestión monetaria llevada adelante por el BCRA permitirá que comience a frenarse la inflación, tasas del 38% abonadas por las Lebac permitirían un crecimiento del capital. Sin embargo, no es esperable que estos niveles de tasa perduren mucho más allá en el tiempo.
En las próximas semanas la liquidación de la cosecha hará incrementar la oferta de dólares y le meterá presión a la baja. Es de esperar que en éste contexto las tasas comiencen a bajar para evitar una apreciación mayor del peso (aquella de la que hablaba Macri en su campaña y que Brasil experimentó años atrás). Algunos operadores comenzaron a apostar por éste escenario y optaron por extenderse a plazos más largos en la última licitación de Lebac para garantizarse tasas altas por un período mayor de tiempo. El sentimiento de techo de tasas y piso del dólar se siente en el mercado.
Por su parte, para aquellos inversores dispuestos a asumir algo de riesgo, mirando los valores en pesos de los bonos dolarizados y sus TIR actuales resultan atractivos ya que la utilidad podría venir por dos caminos: la suba del dólar luego de junio y la ganancia de capital debido a una reducción de la tasa pagada por Argentina luego de cerrarse el tema holdouts. Los riesgos aquí serían que continué la apreciación del peso y, por otra parte, que al producirse una fuerte emisión de nueva deuda termine impactando en una mayor oferta que haga caer los precios. La misma situación se presenta en acciones que se beneficiarían del mayor apetito internacional por activos argentinos post-holdouts ¿Pagará asumir un mayor riesgo?
Nota Publicada por El Economista – 28/03/2016