El ajustado resultado electoral tomó por sorpresa a gran parte de los inversores. El precio de los activos argentinos no descontaba este escenario, desatando una cadena de fuertes subas en acciones y en bonos. Incluso el riesgo país cayó hasta alcanzar niveles cercanos a los de Brasil, despertando un creciente interés en inversores internacionales por la Argentina.
Un inversor racional debería ponderar las nuevas variables y analizar sus colocaciones ante el nuevo escenario, pudiendo considerar que hay un exceso de dolarización en los actores. Es que, si vamos hacia un sinceramiento de tarifas, una política fiscal más racional, y modificación de retenciones a las exportaciones, toda inversión con un valor de dólar que no se encuentre entre 13 y 14 pesos comienza a dificultar obtener rentabilidad.
En éste contexto, un portafolio debería contener activos que sigan la evolución del dólar oficial (dólar ahorro y futuros de dólar que tendrían un mejor desempeño que bonos dólar-link), bonos largos que se beneficien de un sinceramiento de la inflación y caída de la tasa de interés soberana (bonos Discount y Par) y acciones de sectores que se fortalecerían con la nueva dinámica (exportadoras, energéticas y bancarias) variando la ponderación de acuerdo al perfil del inversor.
Los mercados se mueven por expectativas y suelen anticiparse varios meses a los efectos de la economía real. ¿Podrá éste creciente optimismo en los mercados significar que la economía real también se sumará a la fiesta en los próximos meses?
Nota Publicada por La Voz del Interior – 01/11/2015